El Cinturón de Orión no son solo 3 estrellas.

por Angel Salazar
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Cada invierno, al mirar hacia el cielo nocturno, una de las formaciones más reconocibles aparece con claridad: el Cinturón de Orión. Tres estrellas alineadas casi perfectamente —Alnitak, Alnilam y Mintaka— que han fascinado a culturas de todo el mundo desde tiempos antiguos y que hoy siguen siendo clave para la astronomía y la exploración del universo.

Estas estrellas forman parte de la constelación de Orión, el Cazador, una de las más brillantes y observadas del firmamento. Pero, más allá de su belleza visual, el Cinturón de Orión nos cuenta una historia de escalas cósmicas. Aunque parecen cercanas entre sí, en realidad se encuentran a distancias muy distintas de la Tierra, que van desde unos 800 hasta más de 1,300 años luz.

Lo que une a estas estrellas no es su proximidad física, sino su pertenencia a la Asociación OB de Orión, un grupo de estrellas jóvenes, calientes y masivas nacidas en la misma región del espacio. De hecho, todas ellas están en una etapa de vida relativamente temprana, y eventualmente terminarán su existencia como supernovas.

El Cinturón de Orión también sirve como un punto de referencia astronómico. Siguiendo su alineación, podemos encontrar otras estrellas y constelaciones importantes, como Sirio en Canis Major o Aldebarán en Tauro. Incluso ha tenido un rol en la navegación antigua y en la arquitectura de civilizaciones como la egipcia.

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