Agujeros negros primordiales: ¿La explicación de la Materia Oscura?

por Angel Salazar
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En la frontera de la astrofísica contemporánea, uno de los enigmas más acuciantes es explicar cómo surgieron los primeros agujeros negros supermasivos, observados en el universo primitivo, tan solo cientos de millones de años tras el Big Bang. Una teoría emergente plantea que pequeños agujeros negros primordiales (PBHs), formados en las primeras fracciones de segundo tras el origen, pudieron actuar como semillas que crecieron vertiginosamente hasta convertirse en los gigantes que hoy conocemos.


¿Qué son los agujeros negros primordiales (PBHs)?

A diferencia de los agujeros negros formados por la muerte de estrellas masivas, los PBHs se hipotetizan como objetos surgidos durante el mismo Big Bang, en regiones extremadamente densas del espacio-tiempo que colapsaron sin necesidad de convertirse en estrellas primero. Esta teoría, propuesta originalmente por Zeldovich, Novikov y desarrollada por Hawking, sugiere que estos PBHs podrían abarcar una gran variedad de masas, desde tamaños minúsculos hasta considerablemente grandes.

Debido a su formación temprana y su naturaleza no basada en materia bariónica, los PBHs han sido considerados en numerosas hipótesis como candidatos a materia oscura, aunque su abundancia real aún está bajo debate.

Agujeros negros primordiales supermasivos y materia oscura
Tamaño de Agujeros Negros según su masa.

¿Cómo podrían crecer tan rápido hasta ser supermasivos?

El verdadero misterio surge cuando observamos agujeros negros supermasivos con masas de millones o miles de millones de soles que ya existían cuando el universo tenía apenas unos 500–700 millones de años. Según observaciones del James Webb Space Telescope (JWST), algunos de estos objetos habrían alcanzado masa colosal demasiado pronto para explicarse mediante crecimientos convencionales (acreción y fusiones estelares).

Aquí entra en juego la idea de los PBHs como semillas iniciales que ya eran relativamente masivas al momento de formarse. Estas semillas podrían haber crecido por acreción super-Eddington, es decir, a velocidades más rápidas que el límite teórico impuesto por la radiación expulsada desde el material que cae en el agujero negro.

Las condiciones extremas del universo temprano —altas densidades de gas frío y baja metalicidad— podrían haber favorecido este tipo de crecimiento acelerado, permitiendo que PBHs crecieran hasta volverse agujeros negros supermasivos en tiempos cosmológicamente cortos.


Evidencia observacional y desafíos científicos

Un caso concreto que respalda esta ruta de formación rápida es el hallazgo de LID-568, un agujero negro supermasivo observado en un momento cuando el universo tenía apenas 1.5 mil millones de años. Su masa, millones de veces superior a la del Sol, sugiere un crecimiento que desafía los límites establecidos por la física clásica.

Otro ejemplo relevante es QSO1, observado por el JWST, una galaxia muy primitiva con una pobre riqueza metálica que alberga un agujero negro masivo sorprendentemente temprano. Esto refuerza la teoría de que no fue necesario un ciclo estelar completo: los agujeros negros pudieron formarse y crecer sin depender de estrellas previas.

Además, nuevas simulaciones sugieren que PBHs con masas intermedias podrían insertarse en halos gaseosos primordiales y comenzar a acrecer desde etapas muy tempranas, alcanzando rápidamente el estatus de supermasivos.


¿Qué nos dice todo esto sobre el universo?

  1. Origen acelerado de gigantes cósmicos: La formación de agujeros negros supermasivos en el universo temprano es más factible si partimos de semillas primordiales masivas que ya existen desde los primeros instantes.
  2. Materia oscura y PBHs: Aunque recientes análisis han puesto restricciones a su abundancia, los PBHs siguen siendo un candidato intrigante para ciertos rangos de masa cuando consideramos su papel en la formación de estructuras celulares y como semilla de agujeros negros centrales.
  3. Futuros instrumentos: Detectores de ondas gravitacionales como LISA y la combinación de observaciones del JWST, Chandra u otros podrían buscar señales directas o indirectas que distingan entre agujeros negros formados por estrellas o por colapso directo primordial.
Agujeros negros primordiales supermasivos y materia oscura

¿Cual es la conclusión?

La hipótesis de que pequeños agujeros negros primordiales pudieron crecer rápidamente para convertirse en agujeros negros supermasivos ofrece una solución elegante y fascinante a uno de los grandes enigmas del cosmos: cómo llegaron a existir de forma tan temprana en el universo tan jóvenes. Aunque aún hipotética, esta línea de investigación abre nuevas ventanas hacia la comprensión del universo primitivo, la formación de galaxias y la naturaleza de la materia oscura.

El futuro promete avances decisivos, y cada nueva observación del cosmos temprano nos acerca a desvelar el misterio oculto en los primeros segundos del Big Bang.

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